La historia de Panxún comienza cuando, lleno de heridas, es recogido en la calle por una persona y llevado a un centro veterinario de la zona. Es hospitalizado durante una semana para curarlas y ante la dificultad para orinar, sondarlo.
Esther, nuestra internista, colabora de forma esporádica con esta clínica y en una de sus visitas conoce a nuestro protagonista. Extrañada por la evolución del gato y fascinada por su comportamiento, cariñoso y dócil, decide trasladarlo al hospital para realizarle algunas pruebas y consultar con el cirujano una posible reconstrucción de su zona perineal, muy lesionada.
Se realizan radiografías de la zona pélvica y … sorpresa… presenta una lesión sacro caudal y fractura transversa del sacro. La exploración neurológica nos muestra una parálisis de la cola, con un leve reflejo anal sin capacidad de poder vaciar la bufeta de la orina de forma voluntaria.
Esther propone al centro veterinario que ella se hace cargo del gato si se consigue financiación para costear la cirugía recomendada por los neurólogos (amputación de la cola y vaciado manual de heces y orina) con la esperanza de que “Panxún” pueda recuperar dichas funciones, aunque el pronóstico en estos casos es bastante desfavorable. Se ponen en contacto con una organización de adopción y recogida de gatos que publica en Internet, en una de sus redes sociales, su historia en busca de fondos para costear los gastos. No se tarda mucho en conseguir el dinero suficiente y “Panxún” es operado con éxito.
Las heridas mejoran rápidamente y el gato recupera su peso y su estado corporal.
Actualmente nuestra compañera sigue proporcionando cuidados y cariño a nuestro protagonista, vaciando su recto y su bufeta de forma manual todos los días pero ya han pasado más de seis semanas (a partir de cuatro el pronóstico es bastante malo) y no consigue recuperarse de las lesiones neurológicas en las terminaciones nerviosas afectadas por una posible “neurolisis”.
No sabemos cual será su futuro pero “Panxún” se ha ganado el corazón de todo el personal del hospital.
¡GUAU! ES UNA HISTORIA MUY CONMOVEDORA. LE DESEO LO MEJOR A PANXÚN
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